Oaxaca, Oaxaca.- La Iglesia oaxaqueña ha participado en una solemne ceremonia de clausura del Año Jubilar por los 400 años de la llegada de la Virgen de la Soledad al corazón de Antequera-Oaxaca; el arzobispo Pedro Vázquez Villalobos acompañado por el nuncio apostólico, Franco Coppola (quien ha sido desginado por el papa Francisco como su representante diplomático en Bélgica y Luxemburgo) y el arzobispo emérito José Luis Chávez Botello, realizaron el simbólico cierre de la Puerta Santa de la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Soledad.
La declaratoria del Año Jubilar fue concedida por el papa Francisco en 2019 y el tiempo de gracia tuvo que prolongarse por la pandemia de COVID-19 que obligó al cierre total de los templos y, por tanto, a impedir a los fieles lucrar las gracias e indulgencias que la Iglesia provee a quienes cruzaran la Puerta Santa de la Catedral de Oaxaca.
En la ceremonia, donde participaron obispos de la Provincia Eclesiástica de Oaxaca, ministros, religiosas, seminaristas, fieles católicos y autoridades civiles del Estado, el nuncio Coppola se hincó ante el umbral de la Puerta Santa para orar en el acto de cierre del santuario, puerta que volverá a abrirse en otro año jubilar convocado por el Santo Padre.
"La Iglesia, peregrina en el tiempo hacia la eternidad, después de haber celebrado un Año Jubilar por la bendita presencia de la venerada imagen de la Virgen de la Soeldad entre nostros, hemos sido convocados para cerrar este año de abundantes gracias para nuestra Iglesia", clamó el nuncio y personalmente cerró los dos portones de madera.
El arzobispo solicitó al nuncio Coppola también presidir la ceremonia y drigir el mensaje homilético tras la lectura del Evangelio: "Esamos al cierre de un Año Jubilar pero la vida continúa... y recibimos estas Gracias del Señor no para 'engordar' sino para caminar".
El nuncio hizo una reflexión sobre la necesidad de 'pedir' al Señor los favores y dones necesarios. Aseguró que es 'falsa humildad' el no pedir nada a Dios: "Peregrinando este año aquí (a la Catedral de Oaxaca), nos dice nuestra Madre que si hemos pedido, hemos hecho bien... tenemos la confianza de hacerlo. Hay que pedir. El Señor nos anima a pedir, a pedir lo que necesitamos. Lo que en lo profundo del corazón sentimos necesario, lo que nos falta".
Dijo que, al contrario de otras civilizaciones y perspectivas religiosas, el cristianismo ofrece a un Dios que camina junto a nosotros conociendo lo que nos hace falta: "No hay ningún pueblo que piense que Dios peregrina con él, piensan que Aquel está en lo alto, que premia, que juzga, que castiga, que es todo poderoso; pero Jesús viene a revelarnos un Dios que ninguna mente humana pudo pensar. Un Dios que se hace hermano nuestro, que camina con nosotros... Ser Iglesia significa ser testigos de este Dios, un Dios que no está en el cielo sino que camina conmigo, contigo, camina con nosotros".
Por ello, Coppola insistió a los fieles a no quedarse 'solos con sus problemas': ¿Me quedo solo con mis problemas; aisalado, amargado, entristecido, pensando que nadie puede resolverlos? ¿O puedo ser yo incluso quien va a encontrar a alguien, salir al encuentro de alguien?"
"La Mision que tenemos como Iglesia es hacer desaparecer esta soledad. La soledad es lo que pasa cuando no hay Dios; estamos solos... No, ser cristianos y haber recibido a Gracia de la Fe, significa haber experimentado en mi vida que no estoy solo. Que el Señor está conmigo, que la Virgen me acompaña, me cuida. Y, de la misma manera que se ha servido el Señor de otras personas para encontrarme con Él... puedo poner a disposición mi persona para que el Señor y la Virgen llegen a otros. Somos canales, nada más que canales. Si estamos conectados a la fuente, a través de nosotros pasa agua viva; pero si nos desconectamos, nos quedamos vacíos, sin dar nada".
Finalmente, el arzobispo Pedro Vázquez elevó una oración por la Clausura del Año Jubilar por los 400 años de la presencia de Nuestra Señora de la Soledad en Oaxaca y externó: "Madre y patrona de nuestra diócesis de Antequera-Oaxaca: Permite que pueda yo, humilde obispo de esta Iglesia, expresar mi agradecimiento al Padre Celestial por el gran aconecimiento la Clausura del Año Jubilar par acelebrar los 400 años de la llegada de tu bendita imagen, que nos ha concedido el Santo Padre, el papa Francisco".
"Como priemr servidor y primer responsable de la Iglesia en esta Arquidiócesis quiero expresar, en nombre de esta Iglesia que presido, nuestro agradecimiento cordial, en primer lugar a Dios y al papa Francisco por habernos concedido la Gracia de este Año Jubilar, que se ha extendido por dos años por causa de la pandemia".
Vázquez agradeció al representante del Papa, a los obispos de la región, a los sacerdotes, religiosas, seminaristas y a los fieles católicos que se hicieron presente en esta celebración así como a quienes cruzaron el umbral de la Puerta Santa para usufructuar las indulgencias y dones del Año Jubilar:
Para esta solemne clausura, la efigie de Nuestra Señora de la Soledad fue ataviada con un nuevo vestido cuyo costo ha sido de 300 mil pesos donado por el clero de Oaxaca; también porta la corona pontificia y otras joyas que son parte de la ceremonia que se hizo hace cien años por parte del arzobispo Eulogio Gillow.
El artista tapatío encomendado para el atuendo conservó el arte novohispano en la elaboración de la prenda y la iconografía de esta imagen que se adora en la Basílica menor ubicada en el centro de la ciudad de Oaxaca.
La Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca afirmó que durante la ceremonia del Cierre del Año Jubilar se ha agradecido "el paso de la noche oscura que ha sido la pandemia".
En la misa acudieron un poco más de mil personas, sólo cien en el interior del recinto.
"La Virgen de la Soledad está cerca del corazón de todos los oaxaqueños, en sus hogares, en sus momentos de tribulación y sus momentos de alegría. Nos sentimos contentos, bendecidos, abrazados por Nuestra Señora de la Soledad", concluyó el arzobispo Vázquez Villalobos.