San Francisco Campeche, Campeche.- Al igual que otros congresos estatales han hecho, los diputados locales de Campeche sesionaron a puerta cerrada y de madrugada, de espaldas a la sociedad y a la opinión pública; y legalizaron la despenalización del crimen de aborto en la entidad; acto que el obispo José Francisco González González, hasta ayer obispo diocesano de Campeche y nombrado por el papa Francisco como arzobispo electo de Tuxtla Gutiérrez, calificó como "incomprensible".
"Las luces de fiesta y la estridencia [del Carnaval], opacan el grito silencioso de los nasciturus destinados a la muerte", declaró.
El obispo mencionó que los legisladores han causado "otra herida más" a la ciudadanía de la entidad con esta legalización, que se suma a "la decreciente situación económica, la parálisis empresarial, la violencia creciente, el aumento de las adicciones, del debilitamiento del tejido social".
"El aborto -sentenció- se opone a la virtud de la justicia y viola el precepto divino de 'No matarás'."
Pidió a la ciudadanía y a las fuerzas políticas a buscar el bien de la madre porque "la muerte del hijo es una doble muerte para la madre. Así lo dicta la misma naturaleza de la maternidad".
González González cuestionó a las autoridades civiles y a las organizaciones sociales del estado: "¿Hay en verdad acciones concretas que apoyen a las mujeres gestantes que quieren ser madres? ¿Hay apoyo a mujeres ancianas que sufren soledad y enfermedad? ¿Hay apoyos a las mujeres que sufren los efectos del alcoholismo de sus hijos o esposos? ¿Y las mujeres con cáncer o diálisis, qué ayudas tienen?"
El obispo finalmente consideró que desde hace varios lustros "se ha venido imponiendo como una agenda legislativa y de salud la dramática experiencia del aborto. Y esa práctica se quiere mostrar como inofensiva, como un derecho moderno, como una decisión individual", pero argumentó que no es así:
"Si bien hay datos científicos que avalan que el origen de la vida humana comienza desde la concepción, hay datos experienciales dan fehaciente cuenta de que el aborto deja secuelas orgánicas, espirituales, psicológicas de grande peso no solo para la mujer madre, sino para toda la familia".
El obispo señaló que "el feto, desde la fecundación, pertenece a la especie humana. Si ese feto es mujer, el aborto será un feminicidio... si es un varón , será un homicidio".
Francisco González también puso en el centro la reflexión sobre el futuro de la humanidad si se consiente retirar los derechos a ciertos grupos humanos, etarios o sociales: "Nadie tiene derecho a destruir la vida humana. Si no se desea al niño por nacer, luego más delante, la sociedad propondrá hacer algo similar con los hijos ya nacidos que no se comportan bien o que son enfermizos, o que afrontan una discapacidad. Y luego, se hará con los enfermos, o con los ancianos, porque solamente consumen oxígeno y no dan ningún beneficio social o económico", declaró recordando que en varios países "desarrollados" tienen modelos de promoción y acceso a la eutanasia.
"Finalmente, ninguna vida será respetada, por cualquier motivo se podrá cercenar", alertó.
El nuevo arzobispo electo para Tuxtla Gutiérrez concluyó su mensaje haciendo un llamado a la formación de virtudes y valores humanos pues sólo así el reto de respetar la vida podría ser más sencillo; declaró que, por el contrario, "quien va perdiendo la humanidad y el alma se puede convertir un desalmado... y de quien ha perdido el alma se puede esperar muy poco".
"Entre todos los crímenes que puede cometer el ser humano, el aborto procurado presenta características que lo hacen grave e ignominioso... sólo si el pueblo y su gobierno caminan juntos en la búsqueda del bien, la verdad, el crecimiento integral y la armonía, se encontrarán en la paz y en la justicia", concluyó.