Saltillo, Coahuila.- El obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, instó a los fieles católicos a tener un "discernimiento" espiritual y práctico ante la decisión de someterse a cirugías estéticas, alertó sobre los riesgos de acudir a establecimientos no autorizados.
Ante los medios de comunicación, González García respondió inquietudes sobre la posición de la Iglesia católica ante el crecimiento exponencial de cirugías plásticas y distinguió entre intervenciones médicas necesarias y aquellas con fines estéticos (especialmente los procedimientos de modificación corporal en mujeres):
"Pónganlo delante de Dios", dijo y enfatizó la necesidad de evaluar ante la fe si una cirugía estética responde a una necesidad real. "Las cirugías estéticas son para verse mejor; pues bueno, pónganlo delante de Dios, para ver si es lo que realmente necesitan", declaró.
México es el quinto lugar a nivel mundial en realización de cirugías estéticas, solo después de Estados Unidos, Japón, Brasil e Italia. Según la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva en 2017 se realizaban 73 mil 231 liposucciones y 61 mil 610 aumentos de senos con implantes; y estas cifras han crecido en un 30% en los últimos cinco años. Los costos de estos procedimientos estéticos quirúrgicos y no quirúrgicos (como rellenos con ácido hialurónico o aplicación de toxina botulínica -botox-) implican ganancias cercanas a los 8 mil millones de dólares tan sólo en el país. Aunque muchos establecimientos pueden no tener los mínimos de seguridad, profesionalismo e higiene, lo cual pone en riesgo a quienes buscan mejorar su apariencia.
Ante el panorama, el obispo dirigió un mensaje específico a jóvenes: "A veces lo barato sale caro"; dijo que su "preocupación mayor" no es la cirugía en sí, sino el riesgo de acudir a "lugares que a lo mejor no están autorizados y ponen en peligro una vida". Subrayó que toda intervención quirúrgica conlleva riesgos inherentes.
González pidió extrema precaución al seleccionar cualquier servicio médico, incluidas las cirugías estéticas. Recomendó que la clínica u hospital cuente con autorización y reconocimiento oficial; tenga todas las licencias sanitarias en orden; y haya una evaluación integral de cirujanos y demás proveedores de tratamientos.
El obispo concluyó con un llamado más amplio: pidió a los fieles discernir siempre "qué es lo mejor para la vida integral", equilibrando las decisiones personales con la responsabilidad hacia la propia salud y seguridad física.