San Miguel de Allende, Guanajuato.- En el marco del 32 Encuentro Nacional de Pastoral de la Comunicación, Héctor López Alvarado, obispo auxiliar de Guadalajara y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación (CEPCOM), delineó los desafíos y la misión de los comunicadores católicos, e hizo un llamado a priorizar la "comunicación constante con Dios" como fundamento de su labor.
A 50 años del primer encuentro de comunicadores diocesanos y católicos en México, de la entonces Delegación de Comunicaciones Sociales, el obispo Héctor López recordó a los presentes que el camino de la Iglesia católica mexicana en esta materia ha sido permanente y lleno de frutos positivos.
Sin embargo, en el contexto actual, frente a un panorama mediático saturado, el presidente de la CEPCOM pidió a los comunicadores católicos identificar los obstáculos y las posibilidades para desempeñar su misión. Subrayó que, más allá de los recursos técnicos y las nuevas tecnologías, es esencial una comunicación espiritual: “Para quien sea, no se diga ya para un comunicador, es elemental esta comunicación con Dios”, afirmó.
Apeló por un discernimiento y un trabajo estructurado e institucional para encontrar los “elementos de lo que hemos de hacer” ante las realidades que se enfrentan.
Para animar a los responsables y equipos de comunicación diocesana y de movimientos católicos del país, el obispo López Alvarado recordó que “la comunión no se proclama, sino que se narra: se expresa en la elección de los temas, las palabras y los proyectos de los comunicadores”.
El obispo compartió reflexiones de la audiencia privada que se sostuvo con el papa Francisco durante el pasado Jubileo de los Comunicadores. Citó las preguntas que el pontífice dirigió a los presentes: “¿De qué modo sembramos esperanza en medio de tanta desesperación que todos constatamos?” y “¿Cómo sanamos el virus de la división que amenaza nuestras comunidades?”. Estas interrogantes, afirmó, buscan generar conciencia sobre el rol del comunicador.
En su intervención también enfatizó que la comunicación en la Iglesia “no es solamente una cuestión técnica”, sino “un acto de comunión y de esperanza”. Recogiendo las palabras del Papa, declaró que “comunicar es mostrar que el reino de Dios ya está aquí y ahora presente en los gestos más sencillos de nuestra vida cotidiana”.
Frente a la tentación de regirse por las lógicas del marketing, el obispo advirtió que “jamás pretendemos competir con los medios del mundo”. En cambio, la tarea es “ofrecer una mirada distinta, una mirada que sana, que levanta y que transforma”. Esta perspectiva, afirmó, “marca la diferencia con otros medios”.
Al mismo tiempo, el obispo describió limitaciones del servicio de comunicación en la Iglesia mexicana como la “falta de comunión interna con divisiones, protagonismos o falta de coordinación; las limitaciones económicas para el ejercicio profesional y la escasez de recursos para sostener proyectos y formación; y finalmente el déficit de formación comunicacional: carencia de capacitación, de cultura digital y de escucha activa”. Dijo que reconocer estas dificultades no es debilidad sino una forma de comenzar a asumir con creatividad y responsabilidad el servicio de comunión y comunicación.
El obispo centró su discurso desde el llamado a la sinodalidad, la cual es un eje central de la vida de la Iglesia. Citando a Piero Coda, miembro del Consejo Teológico Internacional, López Alvarado resaltó que “no hay comunión sin comunicación”.
Por ello, la comunicación eclesial debe madurar para no partir “de certezas cerradas, sino de preguntas compartidas que abren espacio para el diálogo y también para la esperanza”. El comunicador católico, concluyó, debe “escuchar y sobre todo acompañar”, proponiendo una comunicación de calidad que sea un “canto y esperanza compartida”.