Castel Gandolfo, Italia.- En el marco de la conferencia “Brindando Esperanza” por el décimo aniversario de la encíclica Laudato Si’, el cardenal Jaime Spengler, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, afirmó que “La Iglesia no guardará silencio” ante la crisis ambiental y llamó a una transformación económica radical.
El arzobispo de Porto Alegre describió la situación actual como una etapa de “policrisis”, con guerras, migraciones, problemas energéticos y cambio climático.
Recordó que en 2024 “se alcanzó 1.55 °C por encima del periodo preindustrial, un nivel sin precedentes en la historia de las civilizaciones”. Advirtió que “la crisis climática no es solo técnica, sino existencial, de justicia y dignidad”.
En su intervención, titulada “La Profecía del Sur Global”, el cardenal Spengler declaró: “Alzo una voz que no es solo la mía, sino la de los pueblos latinoamericanos y caribeños, de comunidades ribereñas, indígenas, afrodescendientes, campesinas y urbanas que cuidan con ternura la vida”. Aseguró que estas voces “caminan cantando, porque sus luchas no les quitan el gozo de la esperanza”.
Sobre la encíclica Laudato Si’, la definió como un “legado luminoso” que renovó la misión de la Iglesia con la propuesta de la ecología integral.
“Laudato Si’ enseñó a oír el doble grito de la Tierra y de los pobres, pero esta profecía no fue escuchada con la urgencia necesaria”, lamentó. Destacó que la Amazonía es “el corazón verde del planeta, lugar donde se decide en gran medida el destino climático de la humanidad”.
Con la COP30 en Brasil como horizonte, el cardenal exigió “deforestación cero” al 2030 y denunció las “falsas soluciones” del “capitalismo verde” y los mercados de carbono.
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“El Llamado por la Justicia Climática exige que las naciones ricas reconozcan y asuman su deuda social y ecológica, y aporten un financiamiento justo sin generar más deuda”, subrayó. Pidió eliminar progresivamente los combustibles fósiles y avanzar hacia “una transformación económica radical hacia un modelo restaurador y de decrecimiento”.
El presidente del CELAM concluyó resaltando el papel de los pueblos originarios: “Cuando estos pueblos permanecen en sus tierras, son quienes mejor las cuidan. Defenderlos es defender la vida que brota de esos territorios”.
Afirmó que la Iglesia debe abrirse al diálogo con las espiritualidades indígenas y afrodescendientes, e invitó a retomar la “sobriedad feliz” de Laudato Si’: “Pongamos el cuidado de la vida en el centro. ¡Seamos semillas de un futuro nuevo!”.