Ciudad del Vaticano.- En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, celebrada este 6 de enero en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco presidió la misa ante más de cinco mil fieles y 268 concelebrantes. Durante su homilía, el pontífice destacó la universalidad del mensaje cristiano y la necesidad de construir una sociedad basada en la acogida, la fraternidad y el amor.
Francisco subrayó que "Dios vino al mundo para encontrarse con todas las personas", sin distinción de etnia, lengua o condición, y exhortó a los creyentes a "prohibir cualquier forma de selección, marginación y despilfarro de las personas". En sus palabras, recordó que la misión cristiana es reemplazar los “cerrojos del miedo y del rechazo” por espacios de encuentro e integración.
El Papa comenzó su reflexión señalando la estrella que guio a los Sabios de Oriente (conocidos tradicionalmente como los Reyes Magos) hacia Belén, descrita como "brillante, visible para todos e indicadora de un viaje". Según el pontífice, esta estrella simboliza la luz del amor, el único camino hacia la salvación y la felicidad.
"El amor de Dios, que se hizo hombre y se entregó a nosotros, es el modelo del amor con el que estamos llamados a vivir y ser signo de esperanza", afirmó.
El Pontífice instó a los fieles a cuestionarse si están siendo "luminosos en la esperanza" y capaces de compartir esta luz con los demás. Criticó el "esplendor artificial y frío" de quienes buscan poder y reconocimiento, subrayando que la verdadera luz es la que conduce al encuentro con Jesucristo.
Francisco destacó la figura de los Sabios de Oriente, representados como personas de diversas edades y razas, para recordar que "Dios busca a todos, siempre". En un contexto mundial marcado por la división, enfatizó la importancia de superar barreras y construir puentes.
"La estrella sigue allí, accesible a quien levanta la mirada en busca de esperanza", dijo el Papa. Añadió que esta luz es un recordatorio de que "Dios no se niega a nadie" y que su sueño es ver a toda la humanidad unida como una sola familia.
El Papa concluyó invitando a los fieles a emprender un camino de conversión, liberando el corazón de todo lo que no sea caridad y abriéndose a la misericordia de Dios. Francisco expresó su deseo de que los creyentes sean "luces que señalan a Dios, generosos en la entrega y humildes en el caminar juntos".
En la misa también se anunció el calendario litúrgico del año, que incluye fechas clave como el inicio de la Cuaresma el 5 de marzo, la Pascua el 20 de abril y el primer domingo de Adviento el 30 de noviembre.
La ceremonia concluyó con un llamado a la fraternidad universal, recordando que el camino hacia la paz y la prosperidad comienza con el amor y la aceptación mutua.