Ciudad del Vaticano.- Con un llamado a construir una Iglesia “fermento de unidad” en un mundo marcado por divisiones y conflictos, el papa León XIV celebró este domingo su Misa inaugural como Obispo de Roma y Sumo Pontífice, en una ceremonia que reunió a líderes religiosos, políticos y miles de fieles en la Plaza de San Pedro. El evento, cargado de simbolismo ecuménico y mensajes de reconciliación, marcó el inicio formal de un pontificado que busca dar continuidad al legado de Francisco, fallecido el pasado abril, mientras enfrenta urgentes desafíos globales.
En su homilía, León XIV citó a san Agustín —“nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”— para subrayar la necesidad de una Iglesia arraigada en el amor divino.
“A Pedro se le confía la tarea de ‘amar aún más’ y de dar su vida por el rebaño”, afirmó, retomando el diálogo de Jesús con el apóstol en el Evangelio de Juan. El pontífice enfatizó que su ministerio no se basará en “sometimiento, propaganda religiosa o poder”, sino en el servicio, inspirado en “la caridad de Cristo”.
El Papa recordó el duelo por su predecesor, Francisco, cuya muerte dejó a la Iglesia “como ovejas sin pastor”, pero destacó que la Resurrección ofrece esperanza: “El Señor nunca abandona a su pueblo”. Sobre su elección en el cónclave, señaló que los cardenales, guiados por el Espíritu Santo, lograron “armonizar instrumentos musicales distintos en una melodía única”, en alusión a la diversidad de perspectivas dentro del Colegio cardenalicio.
Y expresó: "Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia".
En el centro de su homilía, el pontífice destacó: "Amor y unidad: estas son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro".
En esta ceremonia se realizó la imposición al apa León XIV del palio papal, signo del Buen Pastor y del Cordero entregado por amor y del Anillo del Pescador, símbolo de su misión como sucesor del Apóstol San Pedro durante la Misa de inicio de Pontificado.
Imposición al Papa León XIV del Palio papal, signo del Buen Pastor y del Cordero entregado por amor y del Anillo del Pescador, símbolo de su misión como sucesor del Apóstol San Pedro durante la Misa de inicio de Pontificado. pic.twitter.com/xFkJuqeHG8
— News Vaticano 🇻🇦 (@news_vaticano) May 18, 2025
La ceremonia destacó por la amplia representación de líderes religiosos. Asistieron el Patriarca Ecuménico Bartolomé I de Constantinopla, representantes de las Iglesias ortodoxas de Rusia, Serbia, Rumania y Georgia, así como delegados coptos, armenios y anglicanos. Entre los invitados judíos figuraron el rabino Riccardo Di Segni, líder de la comunidad hebrea romana, y Abraham Skorka, histórico amigo del Papa Francisco.
León XIV reiteró su compromiso con el diálogo: “Con humildad y alegría, queremos decir al mundo: ¡miren a Cristo! […] En Él somos uno”. Subrayó la importancia de colaborar con otras confesiones y “todos los hombres de buena voluntad” para construir un mundo de paz, citando la encíclica Rerum novarum de León XIII: “Si esta caridad prevaleciera, ¿no se extinguirían pronto las luchas?”.
El pontificado inicia en un escenario complejo. Al final de la ceremonia, durante el rezo del Regina Coeli, el Papa pidió por las víctimas de Gaza, donde “los supervivientes pasan hambre”, por Myanmar, sacudido por “nuevas hostilidades”, y por Ucrania, que “espera negociaciones para una paz justa”. Horas antes, recibió en audiencia al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, en un gesto que refuerza el papel mediador de la Santa Sede.
Además, el Pontífice recordó la beatificación en Francia de Camille Costa de Beauregard, sacerdote del siglo XIX ejemplo de “caridad pastoral”, y saludó a peregrinos del Jubileo de Cofradías, valorando la “piedad popular”.
Con una Plaza de San Pedro abarrotada de banderas y cantos en múltiples lenguas, la misa reflejó la visión de León XIV: una Iglesia “piedra viva” que, sin negar las diferencias, trabaje por la comunión. “No somos un grupo cerrado ni superiores al mundo”, afirmó. “Estamos llamados a ser levadura de fraternidad”.
Al final de los actos oficiales, el papa León XIV realizó su primer saludo a ras de suelo desde el Papamóvil en la Plaza de San Pedro y sobre la Vía de la Conciliación para acercarse a los fieles que asistieron a la Misa de Inicio de Ministerio y al rezo dominical.