Ciudad del Vaticano.- Ante una nutrida asistencia de feligreses, peregrinos y turistas en Roma, el papa León XIV compartió su catequesis semanal sobre el tema del Buen Samaritano en donde destacó que el sentido de compasión "no es una cuestión religiosa sino de humanidad"; por ello destacó que incluso las personas doctas en la ley, 'expertos' y gente 'preparada' necesitan "cambiar de perspectiva, porque están concentrados en sí mismos y no se dan cuenta de los demás" cuando el prójimo requiere auxilio y atención.
En su reflexión catequética, el Papa explicó el sentido de la compasión con el prójimo: "La compasión no es una cuestión religiosa, ¡es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos".
El pontífice dijo que las historias del Evangelio muchas veces ayudan a "cambiar de perspectiva y abrirnos a la esperanza"; porque, de lo contrario, si persiste una "falta de esperanza" la personas se queda "atrapada" en una "forma rígida y cerrada de ver las cosas".
Su catequesis se enfocó en una crítica a la actitud de indiferencia: "La prisa, tan presente en nuestra vida, es la que nos impide sentir compasión. Quien piensa que su viaje tiene prioridad, no se detiene por otro", dijo.
León XIV recordó que el buen samaritano, el cristiano y la persona de buena voluntad tiene obligación de auxiliar pero primero debe acortar la distancia con el necesitado: "Para ayudar, no puedes mantenerte a distancia: debes implicarte, ensuciarte, sentir el peso del dolor del otro".
"¿Cuándo seremos capaces de interrumpir nuestro viaje? Cuando comprendamos que ese hombre herido nos representa a cada uno".
Por ello, el Papa pidió reflexionar sobre algunas acciones concretas contenidas en el relato del buen samaritano y que promueven la compasión activa: Acercarse sin distancias, ensuciarse las manos (curar heridas), hacerse cargo (cargarlo en su montura), invertir recursos (gastar "dos denarios") y comprometerse a largo plazo ("volveré y pagaré más si falta").
Y concluyó en español: "Contemplemos las veces que Jesús se detuvo ante nosotros caídos, y pidamos entrañas de misericordia... La parábola nos pide reflexionar sobre nuestra capacidad de detenernos en el camino de la vida, poner al otro por encima de nuestra prisa, y estar dispuestos a reducir distancias. El prójimo es alguien a quien decidimos hacer cercano".