Ciudad de México.- “¡Basta ya! Dejen de matar, dejen a la población en paz”, dijo el obispo Francisco Javier Acero, auxiliar de la Arquidiócesis de México, al reiterar el mensaje que la Iglesia católica ha externado desde hace años ante el prolongado clima de violencia en el país.
En conferencia de prensa junto al sacerdote jesuita, Jorge Atilano González, quien ha acompañado y liderado procesos de paz en todo el país; y la teóloga Karen Castillo, directora del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC). El obispo destacó que la responsabilidad de la Iglesia respecto al tema de al construcción de paz no se limita a un diálogo sin propósito sino en una misión mediadora a favor del Pueblo de Dios.
Acero Pérez subrayó que la Iglesia no dialoga con asesinos. Lo dijo con claridad: “Con asesinos no se puede dialogar”, afirmó. Aclaró que su papel es mediar, no negociar.
“Nosotros mediamos. Yo he dicho la palabra mediar, y con asesinos no se puede dialogar; [aunque] si hay que ponerse de rodillas para que dejen de matar, nos pondremos los obispos de rodillas. Pero desde aquí les decimos ¡Basta ya! ¡dejen de matar! Dejen a la población en paz, pero no vamos a ceder con el plomo en la mano”.
Iglesia reitera petición al crimen organizado: “¡Basta ya, dejen a la población en paz!” Recuerdan que su misión mediadora es a favor del Pueblo de Dios y el diálogo, pero desarmado: “No se dialoga con el plomo en la mano”, advierten. @ArquidiocesisMx @imdosoc @Jesuitas_Mexico pic.twitter.com/Tq8w9QRhgC
— VCNoticias (@noticias_vc) May 21, 2025
En la conferencia, Acero reiteró el compromiso de la Iglesia con las víctimas, muchas de las cuales no tienen voz en los medios: "Recordamos a todas las víctimas silenciosas de la violencia, víctimas que quizá no están saliendo en las portadas de los medios", dijo. Agregó que el dolor de la sociedad no puede seguir normalizándose.
El obispo, quien ha sido un activo promotor de acciones de justicia y acompañamiento a víctimas, afirmó que la Iglesia busca ser una mediadora con el Evangelio en la mano. Respecto al crimen en la Ciudad de México donde fueron asesinados dos funcionarios cercanos a la jefa de Gobierno local, acotó que el interés de construir la paz no puede limitarse a casos de interés sino en la violencia que padece toda la población: “No solamente son Ximena y José (los asesores ultimados de la mandataria capitalina, Clara Brugada). Detrás de estos nombres hay muchos otros. La Iglesia siempre va a ser mediadora, con el Evangelio en la mano, mediadora de paz".
Por su parte, Atilano González y Karen Castillo recordaron los trabajos de la Agenda Nacional por la Paz, la cual contiene no sólo una serie de compromisos para construir la paz sino que recoge cientos de buenas prácticas sociales, familiares e institucionales que están orientadas a transformar la cultura de la agresividad, violencia y desprecio por la vida.
Catillo destacó el trabajo que se realiza con algunos grupos de jóvenes e incentivó a todas las organizaciones e instancias sociales a transformar narrativas pesimistas o centradas en determinismos fúnebres: "Necesitamos narrativas que hablen de oportunidades de futuro y esperanza para los jóvenes".
González Candia añadió que, para la Iglesia, la atención a jóvenes y sus familias, especialmente en materia de atención a su salud mental, es un desafío importante, pero propositivo que se realiza desde las parroquias de paz, centros de escucha y demás instancias inspiradas por el Diálogo Nacional por la Paz.
No obstante, no dejó de señalar el grado de vulnerabilidad en que estos esfuerzos se encuentran: "Sabemos que en gran medida, la violencia del narco y el crimen organizado viene por la disputa por el territorio local; y es por eso que los espacios a nivel municipal son los más vulnerables, el gobierno, las empresas, etcétrea; la Iglesia por operar a nivel territorial concreto también es vulnerable".
A pesar de los riesgos, el obispo, el sacerdote jesuita y la teóloga laica, coicidieron en que es responsabilidad de la Iglesia seguir haciendo su pastoral fundamentada en la paz, no en la confrontación: "La violencia no se combate con más violencia, sino con diálogo, cercanía, escucha", expresó Javier Accero. Y añadió una cita clave del nuevo pontífice: “El Papa nos ha pedido llevar al mundo una paz desarmada y desarmante”.
“Lo que buscamos es la reconciliación. No queremos promover el miedo. Nuestra misión es tender puentes, derribar muros y sembrar reconciliación”.
El obispo explicó que este compromiso no es abstracto. La paz se construye desde acciones concretas. “Podemos construir la paz ayudando a un migrante, visitando a un anciano, multiplicando gestos de cuidado y respeto”, dijo.
El mensaje también incluyó una convocatoria a la ciudadanía para sumarse al esfuerzo de pacificación desde lo cotidiano. “Ayudemos a quienes viven en la pobreza, a los que están solos, a los que sufren”, a atender la salud mental de los jóvenes, su falta de educación y oportunidades, pidió.
El obispo concluyó llamando a la esperanza: “Lo que queremos promover es la esperanza. No la resignación. No la costumbre de vivir entre el miedo y el silencio”.