Cuernavaca, Morelos.- Con una crítica frontal a la violencia estructural y la complicidad institucional, el obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro, encabezó la XI Caminata por la Paz en la catedral diocesana, congregando a representantes de 120 parroquias, colegios, asociaciones civiles y ciudadanos de Morelos. En su discurso, el obispo recuperó la definición agustiniana de paz —"tranquilidad cuando todo está en su sitio"— para subrayar que México "no está en su lugar" ante la ola de crímenes y corrupción.
De la mano de Dios hemos realizado nuestra XI Caminata por La Paz. Una oportunidad para que el Pueblo de Dios (unas 17,000 personas) hayamos manifestado nuestro deseo profundo de paz.
— Mons. Ramón Castro (@MonsRamonCastro) May 24, 2025
Un ambiente festivo, de oración, familiar, de fraternidad…
Gracias a todos!
Dios les pague!! pic.twitter.com/zneiMG9Dlp
El obispo destacó que Morelos ocupa "el primer lugar en feminicidios, despojo de tierras y robo de vehículos", además de ser el segundo en homicidios y el quinto en secuestros. Con dolor, mencionó casos como el de una vendedora de tamales obligada a pagar "derecho de piso", y relató: "Cada vez que voy a Cuautla, el corazón regresa adolorido de todo lo que escucho".
Alertó sobre la existencia de "campos de exterminio" vinculados a crímenes de lesa humanidad y criticó las estadísticas oficiales: "No se puede ocultar la realidad con artilugios numéricos o técnicas narrativas contrarias a la verdad. La posverdad nos está comiendo la conciencia".
Uno de los pasajes más contundentes fue su denuncia de la infiltración del narco en las instituciones: "Muchos funcionarios saben que a los líderes del narco hay que pedirles permiso para pavimentar calles, retirar ambulantes o hasta hacer eventos culturales en sus colonias". Advirtió que "no te puedes meter al gobierno si no estás dispuesto a negociar con la maña", y reveló que empresas proveedoras del Estado están vinculadas al crimen: "Lo peor es que todos lo saben y piden su porcentaje".
El obispo lanzó una serie de preguntas incómodas: "¿Por qué la ciudadanía da muestras de indiferencia? ¿Dónde están los intelectuales, la iniciativa privada o la Iglesia?". Sin embargo, enfatizó que la marcha no era contra el gobierno, sino un llamado a la eficacia: "Les pedimos acciones concretas, no discursos. El pueblo agradecerá más eso que mil patrullas sin rumbo".
En un momento catártico, la multitud coreó: "¡Basta ya de tanta violencia, impunidad e ineficiencia gubernamental!". Castro también abrazó simbólicamente a víctimas, periodistas amenazados y defensores de derechos humanos, y recordó: "La Iglesia es parte de la solución, no del problema".
El mensaje cerró con un llamado a la esperanza basado en la Agenda Nacional de la Paz, impulsada desde 2022, y en la fe cristiana: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán hijos de Dios". Invocó a María Auxiliadora para que interceda "en este sueño de paz". La caminata que reunió a más de 20 mil personas reflejó el clamor de una sociedad hastiada, mientras el obispo exigió a las autoridades "resultados concretos, no narrativas falsas", antes de que "México se pierda".