Zacatecas, Zac.-En el marco de la culminación del tiempo litúrgico de Pascua, el obispo Sigifredo Noriega Barceló compartió con la feligresía el sentido de la festividad de Pentecostés como impulsor de la misión central de la Iglesia y solicitó tres dones específicos al Espíritu Santo para los fieles en la actualidad.
El obispo recordó que el "envío del Espíritu" marca el inicio de la labor de la comunidad eclesial y que su misión es anunciar, celebrar y testimoniar el "Evangelio de la vida, el amor y la paz" de manera universal.
Noriega Barceló recordó la valentía de los discípulos, transformados por el Espíritu Santo, para superar el miedo y la timidez y así convertirse en testigos valientes, proclamando las "maravillas de Dios" en múltiples lenguas. Al respecto, el pastor hizo una crítica de los creyentes que afirmando creer en Dios ignoran al prójimo y se desentienden de la construcción de la paz. Por ello, ante los desafíos contemporáneos de "indiferencia y polarizaciones", el obispo pidió tres dones específicos al Espíritu Santo para la Iglesia y su feligresía:
Sabiduría: Para discernir los auténticos valores que construyen el "Reino de Dios" frente a los "relativismos" y "ofertas ambiguas de salvación" que, según el discurso, destruyen la vida y la esperanza.
Audacia: Para abandonar las "zonas de confort" y la inseguridad, aceptando el "fuego del Espíritu" que permite discernir el presente y mirar el futuro con confianza. Se citó al Papa Francisco como ejemplo de un "Pentecostés incisivo e innovador" y a León XIV como modelo de Iglesia "despierta y a la escucha".
Alegría en la Misión: Para buscar activamente la reconciliación y la paz con "inteligencia y determinación", sanando el "tejido social lastimado" por polarizaciones. El discurso afirmó que no hay escenario que se resista al Evangelio cuando hay testigos movidos por el Espíritu, y que el compromiso de los fieles puede marcar la diferencia entre un mundo "mundano" y uno inspirado por valores cristianos.
En una síntesis de su mensaje, el obispo Noriega dijo que el país "necesita gente aventada (audaz) y echada para adelante" y además que tenga sabiduría y confianza para no vender su dignidad por promesas terrenales. Sigifredo Noriega reconoció que muchas personas buscan seguridad y certeza en sus asuntos, pero que suelen olvidar "la única seguridad que es Dios. Ahí podemos ver la virtud de ser audaz".
Finalmente, el obispo se pronunció porque el país tenga gobernantes sabios, maestros sabios, y que el don de la sabiduría lo reciba toda la gente para lograr una comunidad y una Iglesia unida.