Tulum, Q. Roo.- Pedro Pablo Elizondo, obispo de la diócesis Cancún-Chetumal, responsabilizó al Gobierno Federal de la crisis turística que enfrenta Tulum. El religioso dirigió sus críticas hacia las restricciones a las playas del Parque del Jaguar, impuestas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Según reportan empresarios hoteleros y el gremio turístico local, la crisis turística en la región se ha extendido prácticamente todo el año. Sin embargo, la caída en ocupación hotelera tras el verano evidencia el problema.
Según datos recogidos por los proveedores de servicios turísticos se alertó que la ocupación ronda apenas el 49.2 % en la primera semana de octubre. Además, se ha documentado una disminución de más de 21 mil visitantes en la zona arqueológica de Tulum en 2025 frente al mismo periodo del año anterior.
Los problemas que afectan al turismo nacional e internacional en esta playa del Caribe mexicano son diversos como la invasión de sargazo; la elevación de precios en hospedaje, comida y servicios (en ocasiones limitando la moneda nacional frente al dólar estadounidense); las restricciones y cobros de accesos costeros antes libres; la inseguridad; la complicidad del gremio de taxistas; el narcomenudeo; etcétera. Ante ese panoramal, las autoridades locales han implementado el “Programa de Acceso Libre” para eliminar el requisito de consumo mínimo en playas privadas, aunque con restricciones sobre alimentos, bebidas y sombrillas. Este intento busca revertir la imagen de exclusividad que Tulum ha ido ganando y recuperar turistas nacionales y extranjeros.
Sin embargo, la Sedena tiene el control del Área Natural Protegida a través de la paraestatal Grupo Aeroportuario Ferroviario de Servicios Auxiliares Olmeca Maya Mexica (Gafasacomm). El obispo consideró que las autoridades pretenden arreglar una problemática que ellas mismas generaron con lo que definió como políticas de cobro ilegales y abusivas.
“Entonces, si no hay playas, si la gente local, los turistas, los que pasan de plano no pueden entrar a la playa —entre otras cuestiones, como de violencia, de drogas—… Entonces, si le cierran el paso a la gente, para que la gente visite las playas…, pues ya no van”, declaró Elizondo. Añadió que, “por avaricia, las autoridades están impidiendo que miles de personas puedan disfrutar de playas increíbles y únicas en el país, como es Boca Paila”.
El obispo reveló que un proyecto para construir una capilla en honor a San Miguel Arcángel en un predio colindante al Parque del Jaguar permanece paralizado desde hace meses debido a las restricciones de acceso.
Frente a esta situación, el regidor Jorge Portilla hizo un llamado a la unidad de los tres niveles de gobierno, hoteleros, prestadores de servicios y ciudadanos para “rescatar a Tulum”. Comparó la situación con la respuesta al sismo de 1985 en la Ciudad de México.
“No te voy a decir que todo es miel sobre hojuelas, pero necesitamos unirnos para combatir los factores que nos han llevado a la baja”, afirmó Portilla.
El regidor propuso buscar alternativas de turismo más allá del sol y playa, incrementar la vigilancia para evitar que servidores públicos afecten a la población, y evitar extorsiones por parte de Seguridad Ciudadana. “Para mí es importante la participación ciudadana; hay que crear los comités ciudadanos reales”, enfatizó.
Portilla, residente de Tulum desde 1972, reconoció que “ha habido errores que hay que subsanar”, pero también opinó que existe “mediáticamente una campaña de desprestigio de nuestro querido municipio de Tulum”. Su declaración se produce después de que el presidente municipal Diego Castañón Trejo pidiera a medios y empresarios no hablar mal del destino para cuidar a los turistas.