Cuautitlán Izcalli, Estado de México.- En el primer encuentro del pleno de obispos católicos de México con la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, no se ocultaron las diferencias de apreciación sobre los problemas del país pero tanto los jerarcas católicos como la representante del gobierno federal se comprometieron a intensificar un diálogo y la cooperación en áreas concretas para reconstruir el tejido social.
Los obispos de México recibieron en su 117 Asamblea Plenaria a la presidenta Sheinbaum junto a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y a la titular de la Unidad de Unidad de Asuntos Religiosos, Prevención y Reconstrucción del Tejido Social, Clara Luz Flores. Sirvió el encuentro también para presentarles el nuevo Consejo de Presidencia del episcopado mexicano, presidido por Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca.
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Sheinbaum inició su intervención recordando la memoria del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, párroco en San Cristóbal de las Casas y destacado defensor de los derechos humanos en el sureste mexicano, quien fuera asesinado arteramente apenas a 20 días de iniciado el nuevo sexenio.
En el encuentro, que duró un poco más de 45 minutos, se abordó "el elefante en la habitación" y se reconoció que entre el gobierno federal y la Iglesia católica existe discrepancia o falta de consenso en varios aspectos de la administración pública, desacuerdos que se han hecho públicos.
Diálogo y cooperación, ante todo
Ante ello, tanto Sheinbaum como el nuevo presidente del colegio episcopal, Ramón Castro, convergieron en abrir espacios de diálogo y poner por encima de todo, aquello en lo que se pueda colaborar y contribuir en la construcción de un país "más justo, más fraterno, más solidario, más igualitario y en paz".
La presidenta ofreció "completa colaboración" pues, dijo, se necesita sumar fuerzas para enfrentar diversos retos, entre los principales: la violencia, el acceso a la justicia, la educación y la construcción de paz.
Al respecto, reiteró a los obispos que la nueva estrategia de seguridad consiste en cuatro ejes: atención de las causas; fortalecimiento institucional de la Guardia Nacional; nuevas atribuciones del Estado para la inteligencia e investigación para disminuir la impunidad; y la coordinación entre el gobierno federal y las entidades.
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Sheinbaum también abrió la posibilidad de que los ministros de culto colaboren a través de un mecanismo de información con la Secretaría de Gobernación para evidenciar los problemas en sus territorios.
Al mismo tiempo, reconoció el papel de las instancias eclesiales para reconstruir y formar en "valores que recuperen a la familia y recuperen al amor, el amor al prójimo... porque eso es lo que construye los valores para la paz". De hecho, se comprometió también a velar por la recuperación de los templos católicos pues son las trincheras desde donde la Iglesia católica puede trabajar por objetivos comunes a la paz.
Dignidad humana y reparación del tejido social
La presidenta explicó también que los principios "científicos y humanistas" que guían a su administración convergen con los valores que el papa Francisco expresa. Reconoció que ella misma, en mítines y eventos, utiliza frases del pontífice porque tanto el gobierno como las iglesias deben promover el respeto al prójimo, el reconocimiento del valor de la dignidad humana para todos y la ayuda a quienes están en condiciones de rezago o precariedad.
Los obispos le hicieron saber a la presidenta que, desde el Evangelio, están comprometidos con el auxilio a las personas en pobreza o precariedad pero también en la defensa de la cultura de la vida y por ello, le solicitaron mantener diálogo institucional ante las iniciativas legislativas que reducen, relativizan o incluso niegan la plena dignidad humana a la vida en gestación.
En esto último, Sheinbaum adujo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había sentado un precedente y que, aunque las entidades de la República busquen legislaciones para legalizar o promover como derecho el aborto, su administración no van a impulsar dicha agenda.
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Sheinbaum Pardo reconoció que la Iglesia católica y sus diversas instancias de servicio tiene mucho qué aportar en la reconstrucción del tejido social, especialmente con los niños, adolescentes y jóvenes.
Consideró que, muchas veces, el acercamiento de los jóvenes a los grupos delincuenciales tiene que ver con identidades falsas de violencia, las cuales requieren la reconstrucción de una identidad personal distinta: de paz, de familia, de trabajo e incluso de su espiritualidad a través de las distintas creencias de fe.
El episcopado y la mandataria convergieron en el planteamiento de que la construcción de la paz tiene que ver con las organizaciones sociales, civiles y religiosas, especialmente en lo que atañe a la educación. Reconocieron que hay que orientar y educar a la niñez en un camino hacia la paz, a una vida honesta y digna, donde tanto la experiencia formativa de la Iglesia como las estructuras educativas del Estado pueden colaborar.
Reforma judicial, las preocupaciones
Los obispos de México también hicieron cuestionamientos directos a la presidenta Sheinbaum sobre las motivaciones y los efectos de la reciente reforma al Poder Judicial de la Federación. En otras ocasiones, los obispos católicos han publicado comunicados donde cuestionan la integridad del Estado de derecho y la división de poderes en la República como efectos de dicha reforma. Por ello, también le pidieron a Sheinbaum explicación sobre el asunto.
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Claudia Sheinbaum sintetizó que la reforma judicial era necesaria por el lamentable proceso de corrupción en el Poder Judicial Federal y de las entidades. Aseveró que, a pesar de existir el esquema de 'carrera judicial' con el cual en teoría las personas que aplican la justicia suben a niveles de más responsabilidad por méritos, en realidad se accede a ser juez y magistrado a través de recomendación y repartición de puestos.
Aseguró que la corrupción y el nepotismo en el Poder Judicial afecta a la pacificación y la seguridad del país; porque muchas veces la impunidad de los criminales se alcanza a través del poder del dinero. Por ello, ante el nuevo procedimiento electoral de jueces y magistrados ofreció a los jerarcas que el proceso de selección será realizado con cuidado para que los perfiles de nuevos juzgadores sea el ideal.
Concluyó con el compromiso de que la reforma no fue concebida ni será utilizada para "dominar al pueblo [pues] estaría yo negando mi propia historia".
El encuentro estuvo coordinado por el presidente saliente de la CEM, Rogelio Cabrera López, y concluyó, por parte de los obispos, con una breve intervención del nuevo presidente, Ramón Castro, quien además de agradecer a la presidenta la apertura de diálogo en las convergencias y diferencias, hizo ver que los obispos de México están "en la primera fila de la batalla" y que tienen un diagnóstico puntual de los problemas y los dolores del pueblo mexicano. Le adelantó que, si al diálogo, llevan las heridas del pueblo y la voz de los que no tienen voz, no quiere decir que sean oposición política sino que sólo buscan resolver los asuntos que suceden en rincones muy lejanos u olvidados del país.