Ciudad de México.- La Iglesia Católica de México expresó su "dolor y preocupación" ante la crisis desatada por las recientes redadas masivas contra migrantes indocumentados en Los Ángeles, California, y los disturbios y manifestaciones que han surgido en respuesta, extendiéndose a ciudades como San Francisco y Austin. En un comunicado oficial, el obispo Eugenio A. Lira Rugarcía, responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, delineó la postura institucional.
El mensaje, emitido desde la Diócesis de Matamoros Reynosa, respalda explícitamente las declaraciones previas del Arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez quien subrayó una distinción fundamental: "Aunque algunos migrantes indocumentados cometan actos delictivos, no todos los migrantes indocumentados son delincuentes".
La Iglesia enfatiza que "la gran mayoría de los migrantes indocumentados contribuyen al bien de las comunidades en las que viven y trabajan".
Esta clarificación, según el comunicado, es vital para "superar confusiones que lleven a cometer errores", permitiendo ver la realidad con objetividad y tomar "decisiones adecuadas en beneficio de todos". Para los creyentes, añade, estas decisiones deben estar guiadas por principios bíblicos. Citó el libro de los Números: "No debe haber diferencias entre el extranjero y ustedes" (Nm 15,16), respaldado por la interpretación de San Agustín: "Da a los forasteros lo que recibirás en tu patria".
Solución Integral y Llamado a la Fraternidad
Frente a la migración indocumentada, la Iglesia Mexicana sostiene que se requieren "múltiples acciones conjuntas". Entre ellas, prioriza la creación de "un sistema de inmigración que permita hacer las cosas bien", evitando así caminos que solo complican la vida de todos.
El comunicado refuerza este punto citando el magisterio pontificio: "Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona… sean estos ciudadanos o inmigrantes".
El obispo Lira Rugarcía concluyó con un llamado a la unidad y la fraternidad, expresando solidaridad con "quienes están sufriendo en estos difíciles momentos". La Iglesia Mexicana se une a "todas las personas de buena voluntad" para pedir a Dios, por intercesión de la Virgen de Guadalupe, que ayude a "comprender que todos somos hermanos y a construir juntos un mundo mejor".
El comunicado posiciona a la Iglesia Mexicana como una voz que aboga por un enfoque migratorio basado en la dignidad humana, el discernimiento frente a generalizaciones peligrosas y soluciones estructurales, en contraste con medidas que, a su juicio, generan mayor tensión social y sufrimiento.