Acapulco, Guerrero.- En un mensaje con profunda carga social y ecológica durante la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, estableció una conexión directa entre la crisis ambiental y la violencia que afecta a Guerrero y México: Ambos fenómenos son síntomas de una crisis humana más profunda, reflexiona.
En su disertación, el arzobispo relacionó el deterioro del entorno con el flagelo de la violencia: "El deterioro ambiental que enfrenta la entidad está vinculado a la violencia", afirmó y dijo que esta relación es "resultado de una crisis más profunda". Para González González, la devastación de la naturaleza es un espejo del abandono y el maltrato sufrido por los sectores más vulnerables de la sociedad.
En conformidad a lo planteado en la Carta a los Romanos ("Nuestra oprimida y devastada tierra gime y sufre dolores de parto"), el arzobispo señaló amenazas concretas y cercanas para la región: el sobrecalentamiento del planeta, la contaminación del aire y el agua, y la deforestación de cerros y montañas, advirtiendo que estos daños "no deben pasar inadvertidos".
Consumismo y Desconexión: Raíces de la Crisis
El arzobispo enmarcó su reflexión en el lema mundial de este año: "Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación". Criticó duramente la mentalidad predominante: "La humanidad ha crecido pensando que es propietaria y dominadora, autorizada a expoliar al planeta". Este afán de dominio, argumentó, se extiende también a las relaciones humanas.
Advirtió que el "deseo inagotable de poseer" condena no solo a una "insatisfacción permanente" individual, sino que también "depreda de manera voraz el planeta". Frente a esto, exhortó a un cambio radical de perspectiva: reconocer que cada persona es "parte de la creación y, al mismo tiempo, custodio de ella". Abogó por una "vida más sencilla y consciente", capaz de distinguir "lo realmente necesario", y reivindicó el "derecho a un trabajo digno" que permita satisfacer necesidades esenciales y cumplir la misión personal.
Llamado a la Acción: De lo Personal a lo Comunitario
Más allá del diagnóstico, el arzobispo propuso acciones concretas como parte de un "compromiso personal y comunitario" para cuidar la "casa común":
- Evitar compras innecesarias.
- Usar envases reutilizables para el agua.
- Eliminar los desechables en reuniones familiares.
- Moderar el consumo de alimentos.
- Sembrar árboles.
Dirigiéndose específicamente a los jóvenes recién confirmados, les recordó "la necesidad de reforestar para recuperar los manantiales", una tarea que, aunque "lleva años", es imprescindible emprender "por las futuras generaciones".
Un Mensaje de Esperanza en la Acción
Concluyó su mensaje con un llamado al optimismo y la responsabilidad compartida. Alentó a "no subestimar ninguna acción en favor del planeta, por pequeña que parezca", y convocó a todos a "mirarse como parte de la creación y custodios de ella". Para el arzobispo González González, la sanación del medio ambiente y la construcción de una paz social duradera en lugares como Acapulco parten del mismo principio: superar la cultura del descarte y el dominio, para abrazar una de cuidado, moderación y reconocimiento de la profunda interconexión entre todos los seres y su entorno.