Ciudad de México.- En un discurso dirigido a la organización Red Familia, el obispo Ramón Castro Castro, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), exhortó a combatir la mediocridad y asumir con audacia radical la actitud de tender puentes en medio de la polarización "aunque a veces tu corazón te diga que no", pues es parte de los principios del humanismo cristiano católico, en un contexto de crisis cultural y antropológica.
"No podemos ceder a la mediocridad", sentenció el obispo retomando el mensaje del papa León XIV, quien en una reciente audiencia advirtió sobre el peligro de conformarse con lo "insignificante" en tiempos desafiantes. "La mediocridad es lo mal hecho, lo que carece de relevancia", subrayó Castro Castro, al criticar su normalización en la política, la educación e incluso en sectores eclesiales.
Frente a ello, propuso tres ejes: discernimiento, purificación y reforma, siguiendo el magisterio de los últimos pontífices. "El mundo necesita cambios profundos, no cosméticos", afirmó, al señalar que México requiere "un permanente Pentecostés" para superar divisiones y construir una sociedad basada en el amor y la verdad.
El obispo alertó sobre un "cambio de época" marcado por el dominio de la tecnología, el capitalismo deshumanizante y ideologías que fracturan el diálogo. Citando al papa Francisco, describió un sistema que descarta a los más débiles: "Los niños, jóvenes, ancianos y familias son los eslabones más frágiles".
Criticó especialmente el "darwinismo social" que reduce al ser humano a mero consumidor, así como las narrativas que imponen "pequeños mundos" ideológicos, en referencia al feminismo radical y otras corrientes. "Vivimos en un conglomerado de torres de Babel", lamentó.
Razones para la esperanza
A pesar del diagnóstico adverso, Castro Castro llamó a confiar en el amor como motor de la historia, citando a Albert Einstein: "Si eliges el amor, con él conquistarás el mundo". Reafirmó que la resurrección de Cristo es la base de una auténtica esperanza, no el mero optimismo.
Invitó a los presentes a ser "luz y sal" desde el humanismo cristiano, evitando enclaustrarse en "cajas autorreferenciales". "María Santísima nos acompaña en este reto", concluyó, pidiendo acciones concretas para transformar la realidad con "inteligencia y audacia".
El discurso del obispo Castro se enmarca en un contexto de polarización social y debates sobre valores tradicionales, donde la CEM busca reafirmar su papel como voz moral. Su llamado a rechazar la mediocridad resuena como un desafío tanto para los fieles como para la sociedad en general.