Biblia en griego significa libros. El singular sería biblion, libro. La Biblia es un conjunto de libros o escritos de extensión muy diversa y de estilo variopinto. Ahí tenemos desde textos históricos (redactados con interés de dar testimonio de la fe en Dios más que de estudiar el pasado, pero históricos al fin) hasta libros de poesía, pasando por leyes, cartas, textos apocalípticos, escritos sapienciales, cantos, etc.
Como se suele decir, la Biblia, más que un libro, es una biblioteca: una biblioteca con dos salas, la del Antiguo Testamento (mala traducción de Antigua Alianza) y la del Nuevo Testamento (mala traducción de Nueva Alianza), el primero centrado en la experiencia de fe de Israel en el Dios de vida que lo liberó de la semi-esclavitud en Egipto y le invitó a crear su propio pueblo en tierra de Canaán (lo que hoy sería Palestina, Israel, Cisjordania, Jordania, Siria y el Líbano), un pueblo regido por el sentido de la justicia.
La antigua alianza sería “libertad a cambio de justicia”. Los judíos siguen celebrando 3.270 años después esa Pascua, ese paso de la esclavitud a la libertad.
El Nuevo Testamento (o Nueva Alianza), en el que creemos los cristianos, sería el cumplimiento de la promesa contenida en el Antiguo: Dios no solo libera a Israel, sino a la humanidad entera a través del Mesías, el Cristo, el Ungido, nacido en el pueblo judío. Si los textos del Antiguo Testamento tienen entre 3.000 y algo más de 2.100 años de antigüedad, los del Nuevo Testamento todavía no llegan a los 2.000 años.
Cualquiera puede leer la Biblia, solo faltaría. Es un libro que se puede comprar en las librerías; de hecho, es el libro más vendido de la historia de la humanidad (5.000 millones de ejemplares). Ahora me referiré a los que nos acercamos a él en el interior de la fe. Hay diversos modos de hacerlo.
Aquí quisiera destacar dos modos de leer la Biblia que considero inadecuados y un tercero que me parece bueno, sin descartar otros posibles:
- Leer la Biblia al pie de la letra, con una sumisión acrítica. Tomar las Sagradas Escrituras al pie de la letra es un error porque hay que saber interpretar los diversos géneros literarios y además en su respectivo contexto histórico, de la misma manera que yo puedo decir con diversos estilos que quiero a mi esposa, pero no por ello habrá que tomarse al pie de la letra las imágenes que utilice en una poesía. Los que hacen esto con los textos sagrados, a menudo en el seno de grupos sectarios insanos, destruyen la Biblia, se destruyen a sí mismos y destruyen a los demás.
- Leer la Biblia con el único prisma de una ideología (o “perspectiva”), la nuestra, la correcta, la verdadera, juzgando las Escrituras en función de esa ideología, aceptando los textos bíblicos que confirman lo que pensamos y desechando por antiguos y obsoletos los que cuestionan nuestra visión del mundo o de la sociedad. En este caso, la Biblia no ilumina, sino que se convierte en un folleto vulgar y manipulado al servicio de una causa histórica más o menos discutible.
- Leer la Biblia con respeto inteligente, tratando de que esos textos (todos, sin excepción), desde la distancia cultural de tiempo y espacio, aporten luz a nuestra existencia, para lo cual conviene no solo leerlos, sino también entenderlos, y para ello se hace necesario estudiarlos, que es lo que hacemos en la teología bíblica.
Obviamente, no podemos ir a la Biblia con una tabula rasa (con la mente en blanco, sin prejuicios, sin un conocimiento previo de la vida humana) porque eso es humanamente imposible, pero sí podemos intentar dejar que la Biblia nos sorprenda desde la diferencia y aporte luz a nuestra existencia.
Desafortunadamente no son pocos los que todavía hoy siguen alguna de las dos primeras vías. Afortunadamente son muchos los que siguen la tercera: acerquémonos a estos y aprendamos con ellos.