Chetumal, Q. Roo.- Ante la tensión y polarización social creada por activistas proaborto para que el Congreso del Estado analice la propuesta de una reforma que modificaría el derecho a la vida, el obispo de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, recordó a los fieles cristianos y a los ciudadanos de buena voluntad que "la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción".
CARTA POR LA VIDA: Obispo Pedro Pablo Elizondo. Diócesis de Cancún-Chetumal
En días pasados, diversos colectivos políticos han ejercido presión a las autoridades legislativas del estado para que cambien los criterios de dignidad humana en el derecho a la vida de los no nacidos; ante dichas intenciones, el obispo Elizondo ha escrito una carta pública:
"Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida".
En especial, para los católicos, el obispo recuerda que desde el siglo primero "la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado y esta enseñanza no ha cambiado. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. Con esta sanción la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se le da muerte, a sus padres y a toda la sociedad".
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En días pasados, diversos grupos activistas proaborto tomaron las instalaciones del Congreso del Estado y presionaron a los legisladores quintanarroenses para que establecieran un calendario donde estudiaran las iniciativas que aquellos les presentaran. El primer abordaje de las peticiones hechas se realizaría esta semana; por ello, el obispo también se ha dirigido a los representantes sociales del pueblo:
"El derecho a la vida, desde el momento de la concepción, reconocido científicamente como ser humano en la Declaración de los Derechos Humanos Internacionales, no es una norma, regla o decisión de la Iglesia. El derecho a la vida es derecho natural".
Y argumentó que, desde la ciencia: "Ningún científico serio niega que el ovulo, desde el momento de la fecundación, posee en sus 46 cromosomas toda la información que le permitirá ser una persona plena con toda la dignidad y derechos que cualquier otro ser humano; solo le faltará tiempo y crecimiento para nacer. La única diferencia en el proceso a su pleno desarrollo es el tiempo. La vida empieza desde el mismo momento de la concepción. Con 18 días a partir de la fecundación, ya se puede detectar la actividad cardiaca y a los 28 días, se puede escuchar el latido del corazón por ultrasonido y poco tiempo después se puede registrar actividad cerebral en él. Lo fecundado es un nuevo ser vivo, es una persona totalmente distinta del cuerpo de la madre y del padre, capaz de autorregularse, crecer, eliminar sus propias células muertas y tener su propio tipo de sangre".
Finalmente, en un año electoral en el que varios funcionarios buscarán un nuevo escaño o posición política, el obispo Elizondo pidió a los ciudadanos, que desde la libre participación ciudadana no se permita "que se degrade la moralidad de nuestros pueblos; no aceptemos que se introduzcan legalmente prácticas contrarias a la ley natural y divina".
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