Tlaxcala, Tlaxcala.- En el marco de la celebración por los 500 años de la Diócesis histórica de Tlaxcala, la primera en México, su obispo, Julio César Salcedo Aquino, recuperó de la historia y la identidad de la Iglesia católica en el país el sentido del llamado misionero para el futuro. Frente a una asamblea a la que participaron cientos de feligreses, así como sacerdotes y obispos diversas diócesis del país, religiosas de la vida consagrada y autoridades civiles, el obispo delineó el significado profundo de este jubileo.
Salcedo agradeció la presencia del nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, y de los demás prelados, para luego definir la naturaleza singular de la diócesis que pastorea: "Somos una diócesis antigua y nueva", declaró, explicando: "Antigua porque fue creada en 1525, hace 500 años... Y nueva porque San Juan XXIII... la erigió nuevamente en 1959".
Este aniversario, afirmó, no es solo un recordatorio histórico, sino un momento para reconocer que "nuestro Padre Dios nos ha bendecido y que Tlaxcala ha sido una bendición para México". Subrayó que la celebración permite "reforzar nuestra identidad como cuna de la evangelización y de la nación".
La celebración elogió las raíces culturales y de fe del pueblo tlaxcalteca: "El Evangelio ha enriquecido los valores de nuestro pueblo", dijo Salcedo al enumerar sus mejores cualidades: "solidaridad, servicio, hospitalidad, sensibilidad humana, sentido comunitario y de fiesta, ardor misionero".
Como ejemplo histórico de este "ardor misionero", citó a "las 400 familias tlaxcaltecas que dejaron Tlaxcala para fundar nuevas ciudades en México, Centroamérica, Filipinas, llevando su cultura y su fe", y a los santos mártires de Tlaxcala (Cristóbal, Antonio y Juan) que hicieron lo mismo. Ante estos hechos, lanzó una pregunta retórica de gran actualidad eclesial: "¿No es esto una Iglesia en salida, como nos pedía constantemente el querido y recordado papa Francisco?".
El obispo Salcedo presentó a los patronos de la diócesis como modelos de misión concreta para el presente. De la Virgen de Ocotlán, recordó su mensaje de cuidar a los enfermos, citando: "Te daré un agua que sanará a tus enfermos, el agua de Jesús, el agua del Evangelio". De San Miguel Arcángel, destacó su combate espiritual: "Proclamar la verdad y luchar contra el mal... La verdad del Evangelio". Y de los santos mártires, su ejemplo de "anunciar el Evangelio con espíritu misionero".
Salcedo también dirigió un agradecimiento explícito a las autoridades civiles, en especial a la gobernadora Lorena Cuellar "por su apoyo para llevar adelante esta celebración jubilar", expresó extendiendo su gratitud a los presidentes municipales "por su presencia, agradeciendo el trabajo que hacemos unidos por el bien común de nuestros pueblos".
La celebración del Quinto Centenario de la Diócesis histórica de Tlaxcala (la actual circunscripción religiosa tiene un poco más de 60 años) coincidió con el octavo aniversario de la canonización de los Santos Niños Mártires de Tlaxcala y con el Día del Catequista; y por ello, en la celebración también se hizo un envío a los catequistas para continuar la evangelización en sus localidades.
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Durant ela homilía, el Nuncio Apostólico en México hizo un llamado a la gratitud y la solidaridad. Aseguró que la fe no debe ser un "lindo recuerdo" sino una "inspiración constante" para construir el futuro, e instó a los presentes a no considerar a nadie "como extranjero o enemigo".
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"Estamos fortalecidos por el don de la esperanza que estamos viviendo este gran aniversario de los quinientos años de la primera iglesia local particular que se erige en tierras mexicanas".
El representante de la Santa Sede centró parte de su discurso en el valor de la gratitud, que definió como una virtud que "distingue los corazones nobles".
Sin dejar de reconocer que vivimos en un contexto global de polarización y exclusión, el Nuncio Apostólico declaró que los cristianos no deben "considerar a nadie como extranjero, alejándolo de nosotros, como enemigos".
Spiteri vinculó esta construcción espiritual con acciones concretas: "Vamos a ofrecer nuestra vida de todos los días. Un sacrificio agradable a Dios. Es el sacrificio de nuestro amor al prójimo... También el sacrificio de nuestra solidaridad". Hizo una mención explícita a la situación de emergencia que viven otras regiones del país: "Estos días estamos llamados a ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas de Hidalgo, de la Sierra Norte de Puebla, de las diócesis de Papantla y Tuxpan en Veracruz. Pero siempre estamos llamados a ser solidarios nosotros, con los más necesitados".
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Frente a un legado de cinco siglos, el Nuncio advirtió contra la tentación de la nostalgia vacía: "Contemplar los hermosos templos que vuestros antecesores han construido con sus manos y con su sabiduría... Todo esto no debe ser simplemente un lindo recuerdo, sino una inspiración constante para nosotros hoy".
Subrayó que la herencia recibida, incluyendo la expansión misionera hacia el norte de México y Centroamérica, debe impulsar una fe viva y transformadora: "Así, llamados por la fuerza del Espíritu Santo, podemos también nosotros responder a Dios y hacer vivo su reino de paz y de amor en medio de nuestra sociedad, que lo necesita tanto".
Al final de la celebración, se leyó el mensaje que desde la Secretaría de Estado de la Santa Sede se envió en nombre del papa León XIV en la que se imparte la bendición apostólica al pueblo de Tlaxcala y del Valle de Puebla-Tlaxcala.
Finalmente, el nuncio Spiteri y el obispo Salcedo testimoniaron la entrega de la una Tilma donde está plasmada la imagen de Guadalupe y un estandarte con las tres palmas que representan a los Niños Mártires Tlaxcaltecas a la comunidad parroquial de San Isidro Labrador Buen Suceso; la tilma y el estandarte peregrinarán por todas las comunidades de la diócesis como preparación de la Novena Continental preparativa rumbo a los 500 Años del Acontecimiento Guadalupano, que se celebrará en México y el continente americano en 2031.